Científico explica por qué el cielo y el infierno no existen.

Debido a los avances medicos y tecnológicos con los que contamos hoy, los científicos han logrado explorar con mucho más detalle lo que sucede en el cuerpo al momento de la muerte clínica.

A pesar de que la respiración y la circulación sanguínea se detienen, el cerebro continúa estando vivo durante cierto lapso, en el que las neuronas van muriendo gradualmente en diferentes áreas, comenzando por los hemisferios cerebrales y terminando con las estructuras troncales.

Así lo ha explicado Yuri Serdiukov, doctor en
filosofía de la Universidad Estatal de Jabárovsk, cuando dictaba una conferencia internacional sobre Neurofilosofía en Moscú.

De acuerdo con el informe que fue publicado por la agencia RIA Novosti, en el instante de la muerte clínica las funciones orgánicas se van deteniendo, mientras el paciente va perdiendo el contacto con la realidad.

Esto hace que el cerebro empiece a generar vivencias oníricas que son creadas con base en diversos factores, como la vida del individuo desde el útero, cuando los sentidos empiezan a desarrollarse; la cantidad de estrés al momento en que ocurre la muerte y la estructura psíquica particular del sujeto.

O sea, según se dan estas circunstancias, al momento de la muerte el cerebro puede reproducir experiencias agradables, lo que la gente interpreta como “el cielo”; o experiencias negativas, lo que podría ser tomado como “el infierno”.

Según dice Serdiukov, la idea de “la eternidad” del cielo o el infierno, es dada por la falta de contacto con la realidad de la persona que muere, debidoa a que experimenta una sensación de que el tiempo no existe mientras sus funciones orgánicas van cesando de manera gradual.



El experto ha asegurado que, si se logra mantener una percepción optimista de la vida, las estructuras neuronales del cerebro van a fijar esta visión positiva que se podría reproducir al momento de la muerte como una imagen del “cielo”. Obviamente, si la visión es negative, desencadenaría el efecto contrario, lo que podría interpretarse como “el infierno”.